Océano.

Supongo que la vida
es para vivirla
no hay más
ni hay menos
no hay más remedio
pero no lejos de ti

De tus playas
donde encuentro
el sueño
adormecido
sobre el manto fino y húmedo
de arena
pero de arena negra
distinta al fin y al cabo
como la belleza de tus costas

Que me vuelvan a abrazar
tus olas
y el temperamento de tu océano
tan mágico
como inabarcable es su horizonte
no hay que temerle
solo respetarlo
de alguna manera
es un dios
al que venero

Pues contemplarlo infinito
como si se tratara
de una alfombra dorada
mientras el sol se posa
resplandeciendo sobre él
es majestuoso.

Te encumbra
te obliga a estar
en tensión
sabiendo que no es tu medio
tu cuerpo exige su máximo
mientras nuestra insignificancia
se refleja y salpica en el agua

Supongo que nos convierte en niños
mientras nos exige a ser hombres
un poco así como una mezcla
de la sinergia
de aquello que llamamos vida

Si , sin duda podría ser un dios
al menos
para mi lo es
y lo será

Pues si bonito es un lago
y bello es un mar
el océano es una musa

Nos perdemos
en su inmensidad
de vida
de matices
de lo visto
de lo que nos queda por ver
y de aquello
que jamás veremos

Aquello que descubrimos
mientras nos descubrimos
a través de él
puro reflejo
tan simple
como inescrutable

Tanto que no alcanzo
a definirlo
ni a entenderlo

El último rayo
se refleja en mis pupilas
me oxígeno
y me zambulló
por un segundo
todo se congela
se empequeñece
como mi silueta
en la profundidad

Salgo a la superfície
y veneró algo más
que al océano
por un instante
yo soy dios
y él un padre
pues en al adiós del día
cuando el reflejo desaparece
nos tornamos uno

Comprendí
en ese insignificante momento
que todos nos reflejábamos en él
de la misma manera
que tarde o temprano
en él nos diluiríamos

Es tan simple
el reflejo de la humanidad
que basta con que se pose el sol
para ver lo insignificante
que se torna su naturaleza
frente aquello que nos precede.